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Abuela iraquí desafía tradición para establecer tienda

Comunicados de prensa

Abuela iraquí desafía tradición para establecer tienda

When widow Lamia Abid was driven from home, she set up a shop in a camp for internally displaced people and become her family's main breadwinner. [for translation]
8 March 2016
La emprendedora abuela Lamia Abid al lado de su puesto en el campamento de Asia, en el sur de Bagdad, Irak.

BAGDAD, Irak, 8 de marzo de 2016 (ACNUR) – A sus cuarenta años, la abuela Lamia Abid nunca se había considerado a sí misma una emprendedora. Era una ama de casa que nunca había pensado siquiera en trabajar.

Pero tras el fallecimiento de su esposo hace dos años y la reubicación forzada de la familia en Bagdad para escapar de las fuerzas extremistas en su ciudad natal de Ramadi, Lamia utilizó un poco de pensamiento creativo para adaptarse a su nueva situación y abrió una tienda.

Dándose cuenta del segmento de mercado y ofreciendo unos caprichos sencillos a las otras 128 familias desplazadas que viven en el campamento de Asia, en el barrio de Al-Dorah, en la zona sur de Bagdad, estableció un puesto de venta de snacks y galletas al lado de su alojamiento instalado por ACNUR.

"Esta es la única tienda del campamento", dice orgullosa, refiriéndose al puesto que abrió hace alrededor de un año, y que atiende sobre todo niños. "No quería mendigar o coger cosas de otras personas. Ellos tienen sus propios problemas. Simplemente, quería ser capaz de depender de mí misma y cuidar de mi familia", dice.

El tema del Día Internacional de la Mujer – que se celebra hoy – es el logro de la paridad global de género. El pequeño puesto de Lamia, cubierto con lonas de plástico, la ha ayudado mucho en su camino para obtener la independencia económica y para intensificar su rol de sustento de la familia – un rol tradicionalmente desempeñado por hombres.

Su tienda factura entre 45 y 70 dólares estadounidenses al día. Lamia dice que algunos días ha tenido más de 100 clientes y que los niños pasan por su tienda a comprar de camino a la escuela. Pero eso no es todo. Con la llegada del buen tiempo, planea comprar helados y polos para venderlos después.

Su reto ahora es conseguir financiación para comprar un refrigerador grande. Ahora mismo no tiene el dinero, ya que se ha gastado sus ingresos en aprovisionar la tienda, en alimentar a su familia y en comprar un pequeño televisor y una pequeña nevera. El resto de sus activos – su anillo de boda y otras joyas de oro – ya hace mucho que los vendió.

Si bien el hijo casado de Lamia a veces consigue trabajos esporádicos, la responsabilidad de ocuparse de su madre de 70 años recae sobre ella. De hecho, sus ingresos le ayudan a proveer para un total de nueve miembros de su familia, incluidos sus cuatro nietos.

"Gracias a Dios, tengo este trabajo", dice Lamia. "Muchas personas se han mostrado curiosas y me han preguntado cómo he conseguido hacerlo. Mucha gente dice que estoy haciendo un buen trabajo al poder mantener a mi familia de esta manera. Pero algunas personas están celosas; no pueden entender cómo se me ocurrió esta idea y cómo me las estoy apañando para conseguir algo de dinero. ¡Incluso les dicen a sus hijos que no me compren nada!"

"Pero no me importa lo que dicen otras personas", dice Lamia, revelando su determinación de salir adelante en su rol de sustento principal de su familia. "Este trabajo me ayuda a mantener a mi familia con honor y dignidad".

Por Caroline Glück desde Bagdad, Irak.

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.