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Mujeres refugiadas producen bolsos, tejen sueños y estrechan lazos

Historias

Mujeres refugiadas producen bolsos, tejen sueños y estrechan lazos

El taller de costura y los círculos de conversación posibilitan momentos de creatividad, intercambios culturales y nuevas perspectivas para las refugiadas que viven en Brasilia.
15 May 2017
En el taller del Espacio Moulage, en Brasilia, Beatrice, Andréa Furtado, Gifty y Luiza Rabello intercambian experiencias de costura. Los resultados fueron coloridas bolsas de algodón.

BRASILIA, Brasil, 15 de mayo de 2017 (ACNUR) – En un taller de costura, en medio de trazos, agujas y retazos, el ruido de las máquinas de coser se mezcla con conversaciones en diversos idiomas. Las traducciones simultáneas improvisadas no impiden que las risas y la afinidad prevalezcan entre las once mujeres refugiadas que comparten y ponen en práctica sus conocimientos mientras aprenden nuevas técnicas de costura.

La tarea requiere atención y cierta habilidad. Medir y cortar paños, alinear estampados, coordinar el ritmo del pedal con la inscripción y la línea del tejido, y así sucesivamente. De esta manera cada una, con su ritmo y estilo, va completando las etapas del proceso creativo. Al cabo de un corto tiempo, montan un conjunto de tiras de tela que, cosidas, se vuelven bellas y coloridas bolsas de algodón.

Este peculiar taller de costura ocurrió durante el pasado miércoles en Brasilia, como parte del proyecto "Mujeres que inspiran al mundo", implementado por el Instituto Migraciones y Derechos Humanos (IMDH), organización socia del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Otras actividades como los círculos de conversación y el almuerzo también formaron parte de esta programación que duró toda la tarde.

Durante la apertura del evento, la directora del instituto, la hermana Rosita Milesi, conversó con las mujeres que estaban presentes y dijo "nosotras podemos inspirar al mundo a través de nuestras actitudes de cada día, en cada momento de nuestra vida. Sabemos lo mucho que ustedes han sido y son capaces de tener esa actitud, de inspirar cosas buenas, esperanza y confianza en un futuro mejor".

La costura y otras actividades manuales son, a menudo, vistas como actividades realizadas por mujeres que suelen transmitir sus habilidades como parte de una tradición familiar. Gifty, refugiada de Ghana, heredó de su madre el conocimiento de este arte desde pequeña. "En Ghana, mi madre cosía. Ella me enseñó", afirmó mientras mostraba, orgullosa, la versatilidad de la bolsa hecha por ella, que puede ser usada de los dos lados.

Refugiada hace dos años y medio en Brasil, la ghanesa se encuentra en una etapa avanzada del proceso de integración local y, recientemente, ingresó al mercado formal de trabajo. "Hace un año conseguí mi visa permanente, gracias al trabajo de la hermana Rosita", dice ella, agradecida.

Aun así, Gifty no deja de participar en los encuentros con otras mujeres refugiadas o solicitantes de refugio. "No todo el mundo tiene la oportunidad de estar empleada y tener un salario al final del mes. Encuentros como éste, generan buenas oportunidades para muchas de nosotras", afirma.

Antes de la sesión de costura, las mujeres participaron en un círculo de conversación y luego se reunieron con las realizadoras y partidarias del proyecto frente a un muro colorido.

Sin embargo, el intercambio de conocimientos no queda restringido a las participantes del taller. Las facilitadoras y realizadoras del proyecto también se sienten nutridas por la riqueza de la interacción. "Buscamos transmitir horizontalidad: son nuestras amigas, estamos aquí juntas y aprendemos unas con otras", compartió Marina Miranda, Coordinadora de Proyectos de Bambuo, colectivo de marketing de experiencia para el impacto social. El colectivo, que organizó la dinámica en conjunto con el ACNUR y el IMDH, trabaja en la implementación de proyectos cuya orientación es la perspectiva de la vida futura de personas con condición de refugiado.

"Buscamos siempre trabajar en la perspectiva del futuro, de los sueños, la construcción de futuros deseables. Es importante recordar el pasado, el lugar de donde venimos. Pero creemos que podemos aplicar nuestras fuerzas para la construcción del futuro que la gente quiere", afirma Marina.

A pesar de la mezcla de idiomas y de culturas, las palabras de la hermana Rosita Milesi fueron comprendidas de manera plena. La tarde del miércoles estuvo claramente marcada por las sonrisas y por la consolidación de amistades y de nuevas perspectivas.

"Este tipo de reunión permite que la gente se encuentre, conozca a personas de otros países. Y aunque no todas seamos fluidas en el inglés, es una forma de conocerse y de expresión personal. Es un ambiente en el que aprendo muchas cosas", comentó Gifty, contenta y satisfecha, mientras sostenía una nueva bolsa creada por ella misma.

Por Flávia Faria y Victoria Hugueney

Gracias a la Voluntaria en Línea Violeta A. Chávez por el apoyo ofrecido con la traducción del portugués de este texto.