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ACNUR: es necesario vigilar los daños que podría provocar la pandemia del coronavirus sobre los derechos humanos y los derechos de los refugiados a largo plazo

Comunicados de prensa

ACNUR: es necesario vigilar los daños que podría provocar la pandemia del coronavirus sobre los derechos humanos y los derechos de los refugiados a largo plazo

22 April 2020
Los refugiados y migrantes indígenas Warao venezolanos son reubicados en un espacio seguro en Manaos, Brasil, en medio de la pandemia COVID-19.

La pandemia del coronavirus ha agravado la situación de las personas que huyen de la guerra, el conflicto y la persecución. Mientras los países luchan por proteger a sus poblaciones y sus economías, las normas fundamentales de los derechos humanos y del derecho de los refugiados se encuentran en riesgo.

“Los principios centrales de la protección de las personas refugiadas están a prueba, pero no se les debería negar la seguridad y la protección a las personas que se han visto obligadas a huir del conflicto y la persecución con el pretexto de la respuesta al virus, o como un efecto secundario de esta respuesta”, dijo Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.

“Asegurar la salud pública y proteger a las personas refugiadas no son mutuamente excluyentes. Esto no representa un dilema. Tenemos que lograr ambas. La legislación sobre refugiados reconocida desde hace mucho tiempo puede respetarse incluso cuando los gobiernos adoptan medidas estrictas para proteger la salud pública, incluso en las fronteras”.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, estima que hasta ahora 167 países han cerrado total o parcialmente sus fronteras para contener la propagación del virus. Al menos 57 estados no están haciendo excepciones para las personas que buscan asilo.

Con la continuación de las guerras y la violencia en muchas partes del mundo, tales medidas están suspendiendo efectivamente el derecho de las personas a solicitar asilo. Quienes buscan seguridad y asilo son rechazados en las fronteras terrestres o en el mar y devueltos o transferidos a otros países donde pueden enfrentar serias amenazas a su vida o libertad.

"Devolver en frontera a las personas cuando vienen de países de origen o tránsito relativamente frágiles, con una infraestructura de salud pública limitada, puede ponerlos a ellos y a otros en riesgo si no se aplican las medidas de cuarentena y la atención médica es insuficiente", dijo Grandi.

Las medidas nacionales para combatir la propagación del virus están teniendo consecuencias de largo alcance. Estamos observando un uso desproporcionado de la detención de inmigrantes, un aumento en el riesgo de violencia sexual, de restricciones discriminatorias en el acceso a los servicios sociales y de salud y una pérdida dramática de medios de vida, lo que está llevando a muchos refugiados y a otras personas al margen de la sociedad a la pobreza y la indigencia.

ACNUR ha pedido a los estados que gestionen las restricciones fronterizas de manera que también respeten los derechos humanos internacionales y las normas de protección de refugiados, incluso durante las cuarentenas y los controles de salud.

Las medidas de cuarentena pueden, por ejemplo, ser una restricción legítima del derecho a la libertad de circulación siempre que cumplan con los estándares internacionales de derechos humanos. Por el contrario, los problemas de salud no justifican el uso sistemático o arbitrario de la detención de inmigrantes.

Las solicitudes de asilo también se pueden procesar de forma remota cuando las restricciones de salud prohíben las entrevistas personales. También se pueden adoptar otras medidas de protección, como extender automáticamente las tarjetas de registro o los permisos de residencia para permitir a los refugiados y solicitantes de asilo acceder a servicios de salud y otros.

"Si bien los enfoques se pueden ajustar en la práctica para cumplir con las realidades de hoy, el derecho a solicitar asilo puede y debe mantenerse incluso durante esta crisis mundial de salud pública", dijo Grandi.

"De lo contrario, el riesgo es que las normas, leyes y políticas de derechos humanos, tan críticas para la protección de los refugiados que necesitan seguridad desesperadamente, se vean socavadas de una manera que podría llevar muchos años reconstruir".

Para mayor información sobre el tema, por favor contacte: