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Campamento abrasador es ahora el hogar de unos 25.000 refugiados sirios en Turquía

Historias

Campamento abrasador es ahora el hogar de unos 25.000 refugiados sirios en Turquía

In the straight, serried ranks of tents the heat is scarcely less inside than outside. [for translation]
3 July 2015
Abdul Kade, de 73 años, lleva en el campo de refugiados solo un mes. Huyó de su hogar en Raqaa cuando los combates lo rodearon. Tiene con él un hijo de seis años, Mustafá, y para escapar tuvieron que esconderse durante tres días.

CAMPO DE REFUGIADOS DE SURUÇ, Turquía, 3 de julio de 2015 (ACNUR) – El sol ofrece un calor implacable y una luz despiadada que rebota en una tierra descolorida hasta hacerla casi blanca.

Estamos en la llanura de Suruç, donde se emplaza el mayor campo de refugiados de Turquía. Casi 25.000 personas viven en él, en tiendas de campaña de ACNUR-AFAD*, casi todos ellos son kurdos y la mayoría huyeron de Kobane, en Siria, cuando la zona se vio sumida en los enfrentamientos en septiembre de 2014.

Al principio se acomodó a los refugiados en centros cercanos a Sanliurfa. El 25 de enero de 2014, solo cuatro meses después de la avalancha de personas procedentes de Kobane, el Gobierno turco abrió el Centro de Alojamiento Ciudad de las Tiendas de Suruç, con una capacidad para 35.000 personas. Fue una notable proeza de organización.

En las rectas y apretadas hileras de tiendas, hace casi tanto calor dentro de ellas que fuera. Un niño abre la puerta de una pequeña nevera facilitada por ACNUR junto con la tienda y mete la cabeza dentro, gozando del aire frío, aunque sea solo por un minuto. En otras tiendas, la gente está sentada como estatuas, esperando que el sol se ponga y el ayuno del Ramadán acabe.

Mustafá es uno de ellos. Está sentado y observa el exterior desde la puerta de su tienda. Huyó de Kobane con su familia de 20 miembros el otoño pasado. ¿Y hoy?, ¿cómo es su vida hoy?

"Dura. Hace calor, mucho calor aquí en verano. Y no tenemos trabajo. Salí del campo y encontré un trabajo esporádico en un par de lugares. Pero después no me pagaron. No pude hacer nada."

Muchos de los residentes del campo intentan encontrar trabajo para complementar los cupones para comida y productos de higiene que el Gobierno turco reparte cada mes a todas las familias.

Ahora Mustafá espera el consejo de uno de los 11 "mukhtars" [sabios] del campo, elegidos por los residentes, sobre sus derechos y la posibilidad de encontrar lo que él llama un trabajo legal.

Rausän ha encontrado una manera de ganar un poco de dinero extra. Mientras su esposo está sentado con los niños en el suelo de la tienda, ella inspecciona su mercancía: cigarrillos, café, zapatos para niños, dulces, cuchillos de cocina, infusiones.

En Siria trabajaba de sastra y pudo llevarse consigo algo de dinero cuando huyó. Dos veces a la semana va a la ciudad a comprar la mercancía que después expone a la puerta de su tienda lista para revenderla. El negocio no va mal, dice. Su negocio es también una necesidad: su esposo tiene problemas de salud y no puede trabajar. Lo que ella vende ayuda a la familia a seguir adelante.

¿Y en casa? Su madre aun vive en Siria pero no está segura de cómo. El hogar de la familia fue destruido en los combates.

Abdul Kade es un anciano de 73 años, con una kufiya blanca en la cabeza. Se apoya en un bastón, y parece perdido. Solo lleva un mes en el campo de refugiados. Huyó de su hogar en Raqqa cuando los combates lo rodearon. Tiene un hijo de seis años, Mustafá, y para escapar tuvieron que esconderse durante tres días.

"Estoy intentando descubrir cómo funcionan las cosas aquí", dice. Tiene dos hijos mayores, veinteañeros, que huyeron a Turquía con anterioridad.

¿Y qué esperanzas alberga para él mismo y para su hijo Mustafá? Volver a casa, por supuesto. La vida como refugiado es muy dura. Pero admite que cuando marca los números de teléfono de personas de su familia en su país, no responde nadie.

Otro anciano pasa cerca y proclama: "only Kobane!" ["¡solo Kobane!"], quizás las únicas palabras en inglés que conoce. Es una declaración de esperanza y desafío, pero de momento es solo la articulación de un sueño.

*AFAD – Agencia de Gestión de Emergencias y Desastres de Turquía.

Por Don Murray, desde el Campo de Refugiados de Suruç, Turquía.

Gracias a la Voluntaria en Línea Esperanza Escalona Reyes por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.