Colombia: Un Centro de Desarrollo Comunitario, 13 años de vida juntos y mucho más para celebrar
Colombia: Un Centro de Desarrollo Comunitario, 13 años de vida juntos y mucho más para celebrar
MOCOA, Colombia, 15 de abril de 2014 (ACNUR) – Un 17 de abril hace 13 años con el propósito de poder volver a empezar, buscar soluciones y recuperar un poco de lo que habían perdido cuando tuvieron que salir huyendo porque les mataron un familiar o porque los amenazaron, más o menos 35 familias principalmente de Putumayo, Cauca y Nariño llegaron a ocupar las tierras de lo que hoy es el asentamiento Nueva Esperanza, en las afueras de la ciudad de Mocoa, departamento de Putumayo, Colombia.
Los años que siguieron a ese 17 de abril no fueron fáciles, "no teníamos agua, ni energía y el barro nos daba a la rodilla", recuerda doña Fidelina Rendón, quien es hoy una de las coordinadoras del Equipo de Desarrollo Comunitario del asentamiento.
El pasado 11 de abril, con 13 años a cuestas de trabajo comunitario e historias de sobrevivencia, las 255 familias que hoy integran la comunidad de Nueva Esperanza, en su mayoría población desplazada, se reunieron para celebrar lo que doña Fidelina califica como la materialización del gran triunfo de sus procesos de organización social y liderazgo de la comunidad: contar con un Centro Integral de Desarrollo Comunitario. Un espacio pensado y construido colectivamente que va a poder albergar la actividad de los distintos grupos comunitarios que hoy jalonan la búsqueda de soluciones sostenibles para la comunidad de Nueva Esperanza.
Con una alborada que empezó a las 4:30 de la mañana de este 11 de abril, cuando jóvenes y líderes de Nueva Esperanza recorrieron el sector dándole una serenata a toda la comunidad, Nueva Esperanza dio inicio a la jornada de inauguración del Centro de Desarrollo Comunitario. Según la jefe de oficina de ACNUR en Mocoa, Sandra Flores, el Centro es, a su vez, "tanto la respuesta a las necesidades de la población de contar con un espacio para confluir y potenciar así su trabajo comunitario, como punto de partida de nuevos procesos que consoliden la integración local urbana".
Allí, en Nueva Esperanza y con el fin de hacer parte de esta celebración, estuvo Darren Rogers, Primer Secretario de Cooperación de la Embajada canadiense – principal socio donante del Programa "Construyendo Soluciones Sostenibles" – quien reafirmó que "Canadá busca hacerse presente a través de sus socios para acompañar y proteger a las comunidades desplazadas, apoyar el mejoramiento de su calidad de vida, así como el refuerzo de sus capacidades organizativas, y generar oportunidades de participación económica para lograr la inserción completa de estas familias dentro de la comunidad local de los municipios de acogida".
La construcción del Centro Integral de Desarrollo Comunitario está enmarcada en el Programa "Construyendo Soluciones Sostenibles"; esfuerzo de gran alcance en el que está comprometido ACNUR junto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 17 comunidades del país. El asentamiento Nueva Esperanza en Mocoa es una de ellas. En este propósito confluyen la Embajada de Canadá, las autoridades locales – Alcaldía y Gobernación – la Unidad de Atención y Reparación Integral a Víctimas del Gobierno Nacional, y contrapartes nacionales e internacionales que en cada localidad trabajan por los derechos de la población desplazada. En el caso de Nueva Esperanza, se cuenta con el concurso activo de Opción Legal, Acción Contra el Hambre y Pastoral Social.
A partir de una metodología participativa y de coordinación que se impulsa desde el Programa Construyendo Soluciones Sostenibles, ACNUR facilitó la articulación de todos estos actores quienes, junto con los líderes comunitarios en procesos de diálogo abierto y coordinación efectiva, construyeron colectivamente el Plan de Acción de Soluciones que cuenta con tres ejes principales de acción: (i) el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes – priorizando la legalización de los predios, el acceso a servicios básicos, entre otros-; (ii) el fortalecimiento comunitario a través de grupos organizados de la comunidad (mujeres, jóvenes, líderes) y el fortalecimiento institucional para una buena articulación en los espacios de diálogo entre comunidad e instituciones del gobierno local; y (iii) la protección de los derechos de las víctimas.
En cada uno de estos tres ejes hay avances importantes: un sistema de almacenamiento y abastecimiento de agua, el mejoramiento del servicio de energía, de las vías, proyectos de mejoramiento de ingresos y de agricultura urbana; una serie de organizaciones comunitarias que reúnen jóvenes, niños, mujeres, víctimas, como factor clave de desarrollo, quienes desde el arte, los emprendimientos económicos, el periodismo empujan el desarrollo integral de la comunidad y la protección de sus derechos y se consolidan como interlocutores cada vez más autónomos frente a las autoridades locales. Y, por su parte, una institucionalidad presente en la comunidad y respondiendo a su obligaciones frente a ella.
Por todo lo anterior, este 11 de abril, con la inauguración del Centro de Integral Desarrollo Comunitario, había mucho más que celebrar. De alguna manera, el Centro es la expresión misma de un trabajo comprometido de 13 años de una comunidad que ha decidido protagonizar y soñar su propio proceso de búsqueda de soluciones sostenibles. Y alrededor de ello, las demás organizaciones nacionales e internacionales y la misma institucionalidad han concertado acompañarla en este camino.
Para finalizar, la celebración de los 13 años y la inauguración del Centro no podían tener mejor colofón: la Alcaldía de Mocoa y el Concejo Municipal llegaron a un acuerdo para avanzar en la legalización de los predios sobre los cuales está asentada Nueva Esperanza. Esto tuvo lugar el mismo 11 de abril. Un fecha sin duda para recordar, puesto que, como lo expresó don Víctor Getial, presidente de la Asociación de Víctimas, durante la rueda de prensa que tuvo lugar el día anterior, "tener legalizadas nuestras tierras es la base para construir un proceso real de integración local".
Con esta buena noticia, Darren Rogers, de la Embajada de Canadá, reafirmó no solo el compromiso del Gobierno canadiense con la comunidad y con los procesos de soluciones en Colombia, sino que los felicitó por lo que él percibió como único en su recorrido por el asentamiento: un hermoso paisaje natural que sirve como marco al fuerte espíritu de comunidad que caracteriza Nueva Esperanza. Su ilusión, y seguro la de la comunidad, es que este Centro complemente y multiplique tanto el paisaje como el compromiso de trabajar juntos y alcanzar soluciones que den mejores oportunidades a los niños y jóvenes de Nueva Esperanza.
Por Rocío Castañeda en Mocoa, Colombia