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ACNUR lanza una campaña mundial para luchar contra la apatridia

Comunicados de prensa

ACNUR lanza una campaña mundial para luchar contra la apatridia

25 agosto 2011

GINEBRA, 25 de agosto (ACNUR) – Hoy en día, en todo el mundo hay millones de personas que no son reconocidas como ciudadanos por ningún país. Sobre el papel, no existen. Son personas sin nacionalidad, apátridas.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) es el organismo de la ONU que tiene el mandato de prevenir y reducir la apatridia a nivel mundial. Hoy, 25 de agosto, ACNUR lanza una campaña para arrojar algo de luz sobre este complicado tema, con el fin de reducir el número de apátridas en todo el mundo. El lanzamiento de la campaña llega unos días antes de la celebración del 50º aniversario de la Convención para Reducir los Casos de Apatridia de 1961, el próximo 30 de agosto.

La apatridia tiene numerosas causas, muchas de las cuales se derivan de normas jurídicas, pero las consecuencias pueden ser dramáticas a nivel humano. Puesto que las personas apátridas no son técnicamente ciudadanos de ningún país, a menudo se les deniegan derechos básicos y el acceso al empleo, la vivienda, a la educación y a la atención médica. A veces no pueden tener propiedades, ni abrir una cuenta en un banco, casarse legalmente o registrar el nacimiento de un hijo. Algunos se enfrentan a largos periodos de detención porque no pueden demostrar su identidad u origen.

"Estas personas necesitan desesperadamente ayuda porque viven en un espeluznante limbo legal" ha declarado António Guterres, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. "Esto las convierte en algunas de las personas más excluidas del mundo. Más allá del sufrimiento causado a los propios apátridas, el efecto de la marginalización de grupos enteros de personas durante generaciones genera fuertes tensiones en las sociedades donde viven, y a veces es una fuente de conflicto".

ACNUR estima que hay 12 millones de apátridas en el mundo. Sin embargo, debido a la propia naturaleza del problema, es difícil contar con cifras exactas, lo que se convierte en uno de los principales obstáculos para la resolución de la cuestión. Unas informaciones contradictorias, combinadas con definiciones diversas de la apatridia, hacen que siga siendo difícil comprender la verdadera magnitud del problema. Para superar estos obstáculos, ACNUR está sensibilizando sobre la definición jurídica internacional de la apatridia, al tiempo que mejora sus propios métodos de recopilación de datos sobre poblaciones apátridas.

En un momento en el que apenas empieza a conocerse la magnitud del fenómeno de la apatridia en todo el mundo, ACNUR ha constatado que este problema es particularmente grave en el sudeste asiático, en Asia central, Europa del Este y Oriente Medio. Sin embargo, hay focos de apatridia en todo el mundo y es un problema que trasciende las fronteras y estratos sociales.

Nuevos Estados

La secesión de Estados conlleva el riesgo de que ciertas personas queden excluidas en materia de derecho a la nacionalidad si estos temas no se tratan a tiempo durante el proceso de separación. La comunidad internacional dio la bienvenida al nacimiento de Sudán del Sur el pasado mes de julio, pero queda por ver cómo se implementarán las nuevas leyes en materia de nacionalidad tanto en el norte como en el sur.

"La disolución de Estados, la formación de nuevos países, la transferencia de territorios y la delimitación de nuevas fronteras han sido las principales causas de la apatridia durante las últimas dos décadas. A menos que las nuevas legislaciones fueran redactadas cuidadosamente, mucha gente quedaba abandonada a su suerte" dice Mark Manly, jefe de la Unidad de Apatridia de ACNUR.

En los años 90, la desintegración de la Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia dejó cientos de miles de personas apátridas en Europa del Este y Asia Central, siendo los grupos étnicos y sociales marginados los que se llevaron la peor parte. Si bien la mayoría de los casos de apatridia se han resuelto en estas regiones, decenas de miles de personas siguen siendo apátridas o se encuentran en riesgo de convertirse en apátridas.

Mujeres y niños en situación de riesgo

Una consecuencia desafortunada de la apatridia es que puede perpetuarse. En la mayoría de los casos, cuando los padres son apátridas, los hijos lo son igualmente desde el momento en que nacen. Como resultado, la miseria y la exclusión que se asocian a la apatridia se transmiten a una nueva generación. Sin una nacionalidad, es muy difícil que los niños accedan a una educación reglada o que puedan beneficiarse de otros servicios básicos.

El problema se agrava por la discriminación que sufren las mujeres. Ellas son particularmente vulnerables a la apatridia. Un estudio de ACNUR revela que al menos 30 países mantienen leyes de ciudadanía que discriminan a la mujer. En algunos países, las mujeres, así como más tarde sus hijos, corren un elevado riesgo de convertirse en apátridas si se casan con un extranjero. Muchos estados además no permiten que una madre transmita su nacionalidad a sus hijos.

Afortunadamente, hay una tendencia creciente entre los Estados a la hora de tomar medidas para remediar la desigualdad de género en las leyes sobre la ciudadanía. Países tan diferentes como Egipto (2004), Indonesia (2006), Bangladesh (2009), Kenia (2010) y Túnez (2010) han modificado su legislación para garantizar que las mujeres tengan los mismos derechos que el hombre para conservar su nacionalidad y transmitirla a sus hijos. La modificación de las leyes de ciudadanía discriminatorias hacia las mujeres es uno de los objetivos de ACNUR en el marco del 50 aniversario de la Convención de 1961 para Reducir los Casos de Apatridia.

La discriminación étnica

Una característica subyacente en la mayoría de los casos de apatridia es la discriminación étnica y racial que conduce a la exclusión, cuando a menudo falta voluntad política para resolver el problema. Los grupos excluidos de la ciudadanía desde que algunos Estados lograron la independencia o fueron establecidos, incluyen a los residentes musulmanes (Rohingya) en el norte del estado de Rakhine, en Myanmar; algunas tribus de las colinas de Tailandia o los Bidoon en los Estados del Golfo. Mientras que la mayoría de los romaníes tienen la nacionalidad de los países en los que viven, otros miles siguen siendo apátridas en algunos países europeos. A menudo estos grupos se vuelven tan marginados que incluso cuando cambia la legislación para garantizarles el acceso a la nacionalidad, se encuentran con grandes obstáculos para obtener la ciudadanía.

En los últimos meses, Croacia, Filipinas, Turkmenistán y Panamá han tomado la decisión histórica de adherirse a uno o ambos tratados internacionales sobre la apatridia.

Aún así, el asunto sigue sin ser prioritario en muchos países debido a las sensibilidades políticas que rodean a la apatridia. El número de signatarios de los dos convenios sobre la apatridia es un indicador del compromiso internacional. A fecha de 25 de agosto de 2011, sólo 66 estados son parte de la Convención de 1954 sobre el Estatuto de los apátridas, que define quién es un "apátrida" y establece unos estándares mínimos de tratamiento. Sólo 38 países son parte de la Convención de 1961 para Reducir los Casos de Apatridia, que establece los principios y el marco legal para ayudar a los Estados a prevenir la apatridia. El número total de Estados miembros de la ONU es de 193.

"Después de 50 años, estas convenciones tan sólo han atraído a un pequeño grupo de Estados" lamenta el Alto Comisionado, António Guterres. "Es deplorable que millones de personas estén viviendo sin nacionalidad, un derecho humano fundamental. El alcance del problema y los terribles efectos que tiene sobre los afectados pasan casi desapercibidos. Debemos cambiar esta situación. Los gobiernos deben actuar para reducir el número de personas apátridas".

Si bien algunas situaciones de apatridia se han resuelto, aún queda mucho por hacer. Con motivo del 50 aniversario de la Convención de 1961, ACNUR tiene como objetivo conseguir que este asunto forme parte de la agenda pública y también alentar a los Estados a adherirse a los dos convenciones sobre la apatridia, a reformar las leyes de nacionalidad y a implementar medidas adicionales para poner fin a la apatridia.