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De nuevo en camino: viaje a "casa" en Sudán del Sur

Historias

De nuevo en camino: viaje a "casa" en Sudán del Sur

Después de varios meses viviendo en el limbo, unos 1.400 refugiados de Sudán del Sur emprendieron el largo viaje hasta su país a bordo del primer tren que partió este año de Jartum.
5 March 2012
Frisella Achul, de 38 años y madre de tres hijos, se prepara para subir al tren que la llevará desde la estación de Soba, en Jartum, a Wau, en Sudán del Sur.

JARTUM, 5 de marzo (ACNUR) – Después de varios meses viviendo en el limbo, unos 1.400 refugiados de Sudán del Sur emprendieron el largo viaje hasta su país a bordo del primer tren que partió este año de Jartum, capital del Sudán, en dirección al sur.

Frisella Achul, de 38 años y madre de tres hijos, se encontraba entre la multitud de personas que se congregaban nerviosas el pasado jueves en la estación de ferrocarril de Soba, en la parte oriental de Jartum. Mientras el polvo se arremolinaba en la estación, personas de todas las edades cargaban sus equipajes en los vagones de pasajeros o esperaban largas colas para almacenar agua para el viaje a Wau, en Sudán del Sur.

"Espero que este tren no se retrase otra vez", dice Frisella. "La gente se siente frustrada e indignada por los continuos retrasos y no pueden seguir viviendo así, entre el cielo y la tierra, sin nada con que protegerse".

Mientras que muchas familias manejaban con dificultad sus equipajes, Frisella viajaba sola y ligera de equipaje. Había vendido casi todas sus pertenencias para sobrevivir en la capital y había dejado a sus hijos en Jartum para que pudieran finalizar el curso académico antes de reunirse con ella en el sur.

Nacidos y criados en Jartum, dos de ellos van a la universidad y el otro a la escuela secundaria. Frisella también nació en la ciudad de padres oriundos del sur. No conoce la aldea de sus antepasados en Wau, pero decidió empaquetar sus cosas y marchar a "casa" poco después de que Sudán del Sur se separara de la República del Sudán el pasado mes de julio.

Sin embargo, los medios de transporte de Jartum no daban abasto para acoger a las masas humanas que de repente querían ir al sur, por lo que miles de personas se quedaron en los puntos de partida al aire libre que existen en los alrededores de la capital. "Desde que me marché de casa he estado viviendo al aire libre y en malas condiciones esperando en este espacio vacío [próximo a la estación] para tomar el tren", explica Frisella. "Ya no trabajo para ninguna ONG y no he obtenido ingresos en los últimos meses, desde que el sur se separó del norte".

La agencia de las Naciones Unidas para los refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las cuales dirigen conjuntamente el sector para el retorno de emergencia, han intervenido para ayudar a coordinar los desplazamientos de estos sursudaneses en dificultades. Entre los más vulnerables, 319 han viajado hasta el momento a Sudán del Sur y, con la reanudación, la pasada semana, de los servicios de ferrocarril a Wau, se espera que otros 4.500 puedan viajar en tren hasta el sur este mes.

Un acuerdo alcanzado recientemente entre la República del Sudán y Sudán del Sur debería allanar el camino para los traslados a mayor escala de personas del norte hacia el sur. Sin embargo, aún quedan problemas por resolver, como la financiación, la logística y las medidas de seguridad.

Mientras tanto, el tren del jueves registró numerosos problemas. La partida se demoró cuatro horas, luego el viejo tren, que tiene una antigüedad de 60 años, se detuvo en las afueras de Jartum unas cuantas horas más. Una mujer embarazada perdió a su hijo mientras otra estaba a punto de dar a luz, atendida por tres médicos, una matrona y un farmacéutico, que viajaban a bordo.

El tren tardará al menos dos semanas en llegar a Wau, si es que no se avería en el camino. Pese a las garantías dadas por el Gobierno sobre el control de la seguridad a lo largo del trayecto, Frisella estaba preocupada por la seguridad de los pasajeros, y en particular de los niños.

Lógicamente, a la hora de abandonar el Sudán, sus sentimientos eran encontrados. "Aunque he vivido toda mi vida en Jartum y tengo buenos recuerdos y excelentes relaciones con la comunidad, no me siento vinculada al norte".

Frisella tiene parientes en Sudán del Sur, pero no tiene tierras ni propiedades, por lo que probablemente vivirá en un campamento temporal para desplazados internos. Sin embargo, dice "tengo la sensación de regresar a mi país", y añade: "En el norte no nos consideran nacionales pero, en el sur, las personas que llevan allí viviendo más tiempo que nosotros, también nos ven como extranjeros, y me preocupa que podamos sentirnos allí tan extraños como en el norte".

Mientras que las personas que decidieron ir al sur sufren crisis de identidad como la de Frisella, las que permanezcan en el norte se enfrentarán a un limbo jurídico en las próximas semanas. Según las estimaciones, hay actualmente viviendo en el Sudán unos 500.000 sursudaneses que deberán regularizar su situación antes de que en el mes de abril venza el plazo previsto para ello, transcurridos nueve meses después de la independencia.

El ACNUR y la OIM han instado a los Gobiernos de la República del Sudán y de Sudán del Sur a facilitar información clara y a establecer procedimientos para que los sursudaneses puedan quedarse en el norte si lo desean.