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La Jungla está vacía, aunque ACNUR continúa ayudando a los inmigrantes en el norte de Francia

Historias

La Jungla está vacía, aunque ACNUR continúa ayudando a los inmigrantes en el norte de Francia

Weeks after a makeshift camp was dismantled in Calais, UNHCR continues to seek out and advise migrants and asylum-seekers along France's northern coast. [for translation]
17 November 2009
Young Afghans find some distraction from their dull daily routine when a photographer approaches in Calais. [for translation]

LOON-PLAGE, Francia, 17 de noviembre (ACNUR) – A finales de septiembre la policía francesa ha empleado bulldozers para allanar un notorio asentamiento espontáneo de inmigrantes y solicitantes de asilo en las afueras de Calais, alegando que éste se había convertido en una base para las actividades ilegales de los traficantes.

A pesar de que "La Jungla" ya no es más que un recuerdo, los traficantes siguen teniendo presencia en la región, tratando de sacar dinero del gran número de personas, la mayoría procedentes de Afganistán, que permanecen en el norte de Francia aguardando una oportunidad para cruzar hacia el Reino Unido, cuyas costas son visibles desde la otra costa del canal de la Mancha cuando hace buen tiempo.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados tiene presencia en Calais desde el pasado mes de julio. El personal de ACNUR, acompañado de un intérprete, visita las ciudades y las comunidades que se extienden a lo largo de la costa. Allí se reúnen con inmigrantes sin papeles, a los que explican el sistema de asilo en Francia y el proceso de solicitud del estatuto de refugiado y los ayuda a presentar su solicitud. Generalmente es complicado conseguir que las personas se abran, especialmente si los traficantes están cerca.

Muchos de los antiguos residentes en La Jungla han regresado a Pas-de-Calais, entre ellos personas del interés de la Agencia de la ONU para los Refugiados. A pesar del frío, estas personas duermen a la intemperie, tomando medidas para evitar las llegadas de la policía que tratan de impedirles la construcción de otro siniestro asentamiento.

"Tras el desmantelamiento de La Jungla, durante un tiempo he tenido que dormir bajo un puente", murmura un chico de 14 años, delgado y frágil, originario de Jalalabad, ciudad del este de Afganistán. "Ahora vivo en casa de una persona que trabaja para una organización que defiende los derechos de los inmigrantes".

Loon-Plage es un ejemplo característico de los lugares que visita regularmente el personal de ACNUR y de su contraparte local, France Terre d'Asile, en busca de personas a las que aconsejar y ayudar. Unos 50 hombres, afganos y kurdos, han construido un campamento sencillo no lejos de la ciudad de Loon-Plage, situada entre Calais y Dunkerque.*

Durante una reciente visita, el equipo de ACNUR y de su contraparte encontró a una docena de hombres acurrucados los unos contra los otros en torno a un fuego en medio de dunas de arena y de matorrales. Hacía un frío intenso, incluso durante el día. A medida que se iba aproximando el equipo, otros hombres y jóvenes surgían de entre las dunas para ver quien llegaba.

De repente, alguien lanzó una botella de plástico llena de arena contra los visitantes. Una persona escondida entre los matorrales empezó a proferir insultos en kurdo y en inglés. Estaba claro que quería que el equipo se marchara.

El resto se sentían incómodos. "No queremos que penséis que todos somos así", declaró un hombre afgano. "Queremos escucharos, pero no tenemos libertad para hablar. Éste es su sitio", añadió refiriéndose a los traficantes.

A pesar de la tensa atmósfera, los trabajadores de ACNUR y de France Terre d'Asile permanecieron allí durante cerca de 90 minutos para hablar con el grupo. El equipo explicó a los ocupantes ilegales que tenían derecho a ser informados, así como a formarse su propia opinión sin ser presionados. Algunos indicaron que les gustaría acudir a la oficina de ACNUR en Calais para obtener más información sobre las opciones para solicitar asilo en Francia.

De pronto apareció un hombre alto con una chaqueta de cuero negro cuyos ojos brillaban de cólera. Éste murmuró algo a uno de los jóvenes del grupo y el chico, intimidado, se marchó de inmediato. Uno por uno, el resto de miembros del grupo se fue marchando silenciosamente, desapareciendo detrás de las dunas. Obviamente estaban intimidados por el desconocido.

Después de haber reunido al resto y tras su marcha, tan sólo quedaron cuatro hombres adultos, que permanecieron de pie junto a las cenizas del fuego. Dos de ellos solicitaron ir a Calais. Los otros dos tomaron folletos informativos en pastún.

"Ganarse la confianza de los inmigrantes, darles información sobre asilo y aconsejarles sobre el proceso lleva mucho tiempo. Todos ellos están obsesionados con ir al Reino Unido y a menudo han sido mal informados sobre sus opciones por otros inmigrantes o por los traficantes", afirma Maureen McBrien, quien trabaja para ACNUR en Calais.

Los traficantes tienen una gran influencia sobre los inmigrantes, algunos de los cuales han pedido prestado dinero para pagar el largo y peligroso viaje que les lleva a Europa. El principal objetivo de los traficantes es asegurarse de que los clientes que les han pagado transitan hacia el Reino Unido.

Ellos controlan el acceso a las zonas en las que aparcan los camiones que se dirigen hacia Inglaterra y hacen pagar a cada inmigrante varios miles de euros por tener la oportunidad de esconderse en los bajos de un camión o de embarcarse clandestinamente en un contenedor de un barco carguero. Cada inmigrante supone dinero y ellos se resisten a perder esta fuente de ingresos. Los menores no acompañados, algunos de los cuales tan sólo tienen 11 años, son especialmente vulnerables.

Entretanto, ACNUR coopera con las autoridades locales y la sociedad civil para garantizar la protección de aquellos que desean permanecer en Francia. "Los inmigrantes necesitan información precisa y objetiva sobre las opciones para regularizar su estancia en Francia", explica Maureen McBrien. "Esta sigue siendo nuestra principal prioridad".

Por William Spindler en Loon-Plage, Francia.

* La policía informa de que procedió al desmantelamiento del asentamiento el martes por la mañana, deteniendo a 30 adultos y 11 menores.