Cerrar sites icon close
Search form

Search for the country site.

Country profile

Country website

Mallory Guevara, una campeona del deporte sin fronteras

Historias

Mallory Guevara, una campeona del deporte sin fronteras

En el Ecuador, el 40% de personas que solicitan asilo son niños, niñas y adolescentes. De ellos, apenas 6 de cada diez acceden al sistema educativo.
4 March 2010
Mallory Guevara, campeona del triatlón, junto a su nueva bicicleta donada por ACNUR gracias a la Fundación Barcelona.

IBARRA, Ecuador, 4 de marzo (ACNUR) – En el Ecuador, el 40% de personas que solicitan asilo son niños, niñas y adolescentes. De ellos, apenas 6 de cada diez acceden al sistema educativo. Existen cuatro principales causas para esta situación: a) falta de recursos, b) falta de documentos, c) discriminación en el acceso a servicios educativos y d) dificultad en el ingreso/transporte a los centros educativos, que muchas veces quedan fuera de la localidad donde viven.

La historia que relatamos a continuación es un ejemplo claro de que, a pesar de todas las dificultades, cuando la niñez refugiada recibe el apoyo necesario, los resultados pueden ser sencillamente asombrosos.

Mallory Guevara, trigueña y con unos ojos a la vez juguetones y llenos de fortaleza, es una niña refugiada de 9 años, de origen colombiano. Ella y su familia llegaron al Ecuador huyendo del conflicto colombiano hace 7 años. Comenzaron a rehacer sus vidas en la ciudad de Ibarra, al norte del Ecuador. La familia admite que al comienzo fue difícil. La madre comenzó a trabajar en el bar de la Federación Deportiva de Imbabura, lugar donde brindaron a Mallory la oportunidad de practicar natación y posteriormente formar parte del equipo local que practicaba este deporte, donde compartía día a día sus entrenamientos con niños y niñas ecuatorianos.

Gracias a la constancia y esfuerzo demostrado por Mallory en sus prácticas, varios entrenadores comenzaron a notar sus dotes deportivas. Así empezó a participar en competencias locales y, poco después, provinciales, logrando siempre los primeros puestos. Recibió mucho apoyo, que la motivó a participar ya no sólo en certámenes de natación, sino también de Triatlón, un deporte individual de resistencia, que reúne tres disciplinas deportivas: a más de la natación, también ciclismo y trote. El Triatlón se caracteriza por ser uno de los deportes más duros que existen actualmente en el panorama internacional de deportes de competencia. Poco después Mallory llegó a participar en los Juegos Nacionales y en los Juegos Panamericanos de Triatlón, obteniendo la medalla de oro en ambos certámenes.

"Estoy muy contenta con esta oportunidad, me gusta mucho el deporte y espero seguir contando con el apoyo de mi familia y entrenadores" manifiesta Mallory, ahora campeona nacional y panamericana de triatlón, con una sonrisa que va desde la boca hasta sus ojos llenos de energía.

Como parte de un proyecto financiado por la Fundación Barcelona (del club deportivo español), ACNUR y HIAS hicieron la donación de una bicicleta profesional a Mallory Guevara, que hasta ahora había entrenado y participado en competencias con bicicletas que le prestaban. Además, como una forma de reconocimiento a la acogida cálida que han dado a niños y niñas refugiados/as por parte de la Federación Deportiva de Imbabura, también se donó otra bicicleta profesional e implementos deportivos con el afán de que los otros niños y niñas sean beneficiados.

Para Vito Trani, jefe de la oficina del ACNUR en Ibarra, la ciudad se ha caracterizado por ser fraterna con los refugiados, por lo que animó a la población "a seguir trabajando por la integración y seguir siendo un ejemplo de ciudad solidaria con las personas refugiadas en el Ecuador".

Los ojos sonrientes de Mallory lo dicen todo. A ella le dieron la oportunidad y su sonrisa es ahora también la de sus maestros, sus entrenadores, sus compañeros de práctica, y todos los que han creído que vale el esfuerzo abrir el corazón y acoger a la niñez refugiada. "Yo por fuera soy colombiana, pero en el corazón soy ibarreña", concluye, mientras sostiene feliz entre sus manos su nueva bicicleta.

Por Ana Paola Rodríguez
En Ibarra, Ecuador