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Solicitantes de asilo LGTBI encuentran seguridad en Madrid

Historias

Solicitantes de asilo LGTBI encuentran seguridad en Madrid

Samuel, venezolano de 34 años, abogado y reputado profesor universitario, llegó a España hace algo más de seis meses, tras ser objeto de un duro proceso de acoso por circunstancias socio-políticas en su país y muy especialmente por la violencia homófoba. T
14 agosto 2017

En una pequeña habitación de un barrio popular de Madrid, un grupo de apoyo conformado por solicitantes de asilo LGBTI y dirigido por la ONG la Merced Migraciones, se reúne desde hace más de un año para compartir experiencias. Se trata de un grupo abierto, por el que han pasado decenas de personas de diversos países como Camerún, Guinea, Marruecos o Venezuela, que tienen común haber tenido que salir huyendo de sus países para escapar de la persecución, entre otros motivos, por su orientación sexual o identidad de género.


Samuel, venezolano de 34 años, abogado y reputado profesor universitario llego a España hace más de seis meses, tras ser objeto de un duro proceso de acoso por circunstancias socio-políticas en su país y muy especialmente por la violencia homófoba. Tras intentar rehacer su vida en otros lugares, donde la discriminación por ser gay le dejó en condiciones de marginación, Samuel decidió tomar un vuelo a España, donde un amigo le había dicho que se ofrecía protección a personas perseguidas por cuestiones de género. Su pareja le siguió unos meses después y actualmente ambos esperan la resolución de sus solicitudes de asilo.

Samuel es uno de los muchos solicitantes de asilo LGBTI que busca refugio en España -cuarto país del mundo en legalizar el matrimonio gay-, cuya ley de asilo incluye específicamente la orientación sexual y el género como razones para que una persona pueda ser reconocida como refugiada.

Para nosotros es muy importante este grupo donde no sólo aprendemos sino que nos ayudamos, porque desde aquí se hace acompañamiento y le da a uno seguridad y tranquilidad”, dice Samuel que es un miembro activo del grupo.

Este punto de encuentro, donde se trabaja la autoestima y el empoderamiento, es un ejemplo “exportable” de buenas prácticas para un colectivo sobre el que pesa a veces una triple discriminación: son extranjeros, son refugiados y son LGBTI. En los talleres semanales organizados por La Merced Migraciones, que cuentan con el apoyo de ACNUR y muchas otras entidades, los participantes tienen acceso a profesionales que les asesoran sobre salud, formación, empleo y cuestiones legales.

Samuel es uno de los muchos solicitantes de asilo LGBTI que busca refugio en España -cuarto país del mundo en legalizar el matrimonio gay-, cuya ley de asilo incluye específicamente la orientación sexual y el género como razones para que una persona pueda ser reconocida como refugiada.

Para Samuel, verse en esta multitudinaria manifestación, mezcla de celebración y reivindicación, fue un momento de gran alegría: "poder caminar por la calle, tomado de la mano, es algo a lo que no estamos acostumbrados".

"Es muy importante que se haga una identificación temprana de las necesidades específicas de los solicitantes de asilo LGTBI, porque por cuestiones culturales, educacionales o por las experiencias traumáticas vividas, muchos van a necesitar apoyo para la presentación de sus casos”, explica Juan Carlos Arnáiz, oficial de protección de la Oficina de ACNUR en España. “Esta identificación es fundamental para una correcta valoración de sus casos y para una acogida e integración exitosas”, añade Arnáiz.

Otra de las participantes en la reunión es Fabiana, una activista de derechos humanos transgénero de México que lleva más de un año en España. Licenciada en periodismo y ciencias de la comunicación,Fabiana decidió huir del país temiendo por su vida, tras el asesinato de colegas y amigos del colectivo LGBTI en su ciudad. Ahora está formándose en un programa de peluquería y belleza con el que espera encontrar algún trabajo cuando termine el curso. Establecerse en España no ha sido fácil para ella. “En España me siento mucho más tranquila pero es verdad que, a pesar de los avances legislativos, todavía hay mucho que hacer para romper los estigmas y la discriminación que sufren en la vida diaria las personas trans".

"En España me siento mucho más tranquila pero es verdad que, a pesar de los avances legislativos, todavía hay mucho que hacer para romper los estigmas y la discriminación que sufren en la vida diaria las personas trans".

Madrid acogió este verano el World Pride 2017, 40 años después de la primera manifestación del orgullo LGBTI en España, convirtiéndose en punto de encuentro para cerca de dos millones de personas de todo el mundo. El festival culminó con ‘la gran Marcha del Orgullo’, en la que desfilaron Samuel y muchos participantes del grupo de la Merced Migraciones tras una pancarta bajo el lema, "Por los derechos de los refugiados LGBTIQ”.

Para Samuel, verse en esta multitudinaria manifestación, mezcla de celebración y reivindicación, fue un momento de gran alegría: "poder caminar por la calle, tomado de la mano, es algo a lo que no estamos acostumbrados”. Él y su pareja tienen el sueño de poder establecerse aquí y crear una asociación para ayudar a otros solicitantes de asilo LGBTI. “Se trata de poder devolver a la sociedad una parte de lo que nos ha dado”, concluye Samuel con ilusión. Un sentimiento que también comparte Fabiana: “Soy luchadora, optimista y tengo la esperanza de volver a retomar las riendas de mi vida”.