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Una enfermera canadiense que habla por los desplazados a través del arte

Historias

Una enfermera canadiense que habla por los desplazados a través del arte

Laura Archer hit the headlines last year when she was abducted for three days in Sudan's Darfur region. Now the Canadian nurse is making news with her art. [for translation]
27 September 2010
Laura Archer after her release from captivity in Darfur, Sudan last year. [for translation]

OTTAWA, Canadá, 27 de septiembre (ACNUR) – Laura Archer se convirtió en noticia el año pasado cuando fue secuestrada y retenida durante tres días en la conflictiva región sudanesa de Darfur, donde se encontraba trabajando como enfermera para Médicos sin Fronteras (MSF), un valioso socio del ACNUR. Hoy, la joven canadiense vuelve a aparecer en los periódicos; esta vez por su arte. El 9 de octubre se inaugurará su exposición, "Eyes on Darfur" en la galería de arte Confederation Centre Art Gallery en Charlottetown, al este de la isla canadiense del Príncipe Eduardo. En sus imponentes retratos figuran algunas de las personas desplazadas a la fuerza que conoció cuando se encontraba en el centro de Sudán. Se podrán ver hasta el 23 de diciembre. Archer habló de su arte y del trabajo humanitario que realiza con la responsable de información pública del ACNUR en Canadá, Gisèle Nyembwe.

Aquí se pueden leer algunos fragmentos de la entrevista:

Háblenos de su cautiverio.

En marzo de 2009, cuatro compañeros y yo fuimos secuestrados de nuestro campamento en el norte de Darfur. Fue una experiencia aterradora tanto para nosotros como para nuestros amigos, familiares y compañeros. Desgraciadamente, la consecuencia más devastadora de este suceso ha sido que MSF ha tenido que reducir las actividades que desempeña en la zona y ahora miles de personas no tienen acceso a asistencia sanitaria.

¿Se vio afectado por esta experiencia su deseo de ayudar a los más necesitados en zonas en dificultad?

Mi deseo de continuar mi labor humanitaria se ha mantenido intacto tras el secuestro. Después de haber visto la fortaleza, la esperanza y la determinación en los rostros de los desplazados internos y los refugiados, me niego a desanimarme o a rendirme. Los trabajadores humanitarios se enfrentan a varios niveles de riesgo en el día a día y este riesgo es algo que acepté cuando empecé mi trabajo. Uno de los aspectos más frustrantes del secuestro fue darme cuenta de lo mucho que los medios estaban centrando su atención en mi persona y en mi experiencia y no en los millones de personas que permanecen en cautiverio en Darfur y en todo el mundo.

¿Cómo se sentía al saber que tenía un hogar seguro al que regresar?

Era maravilloso regresar a un hogar seguro con una familia que me apoyaba. Sin embargo, también era muy difícil verme obligada a abandonar Darfur. Siempre he sido consciente de lo afortunada y privilegiada que soy, sobre todo tras haber trabajado durante meses en campamentos de refugiados y áreas en conflicto. Supongo que este regreso a casa fue más intenso de lo habitual.

Volviendo a su arte, esta es la segunda vez que presenta una exposición al público.

Mi primera exposición, "Facing Africa", se componía de retratos de refugiados y desplazados internos del Chad, la República Centroafricana y la República Democrática del Congo. Supuso una experimentación en términos de estilo. "Eyes on Darfur" contiene únicamente retratos de desplazados internos de Darfur. Esta muestra es mucho más coherente que la primera y creo que mi trabajo ha evolucionado de manera dramática desde 2008. Es emocionante que expongan tu trabajo en una galería nacional y espero que esta colección llegue a más gente.

La pintura se ha convertido en su segunda carrera. ¿Cómo surgió?

Empecé a pintar en 2007 cuando regresé a Canadá después de una misión de nueve meses con Médicos sin Fronteras en el Chad y la República Centroafricana (RCA). Mi labor consistía en supervisar nuestro programa de difusión, colaborar con trabajadores sanitarios de la comunidad local y organizar actividades de educación sanitaria, campañas de vacunación y otras actividades. Mi papel fue aumentando gradualmente y tuve la oportunidad de poner en marcha un programa relacionado con la violencia sexual y la malnutrición. En RCA, trabajé con un equipo que llevaba clínicas ambulantes a zonas muy remotas.

Nunca antes había pintado, pero me sentí obligada a encontrar una manera creativa de mostrar lo que había vivido y, más importante, de hacer de portavoz para aquellas personas que no pueden hablar. No veo gran diferencia entre el trabajo que hago como enfermera y el trabajo que hago como artista. Siento que mi arte es una prolongación de la enfermería y viceversa. La motivación detrás de ambos se encuentra en intentar marcar la diferencia en el mundo, sin importar cuán pequeña sea mi aportación.

¿Por qué quiere contar la historia de los refugiados y desplazados internos que ha conocido?

Los refugiados y los desplazados internos son seres humanos, como usted y como yo. Con demasiada frecuencia, los medios utilizan acrónimos y estadísticas para describir lo que sucede en estas zonas. ¿Cómo puede alguien sentirse identificado con una frase como "dos millones de PDI"? Considero que el primer paso para conseguir el cambio consiste en la compasión, que solamente se puede alcanzar con la comprensión. Si más personas escucharan sus historias personales, quizá habría más gente que se sentiría inspirada para luchar por el cambio. Sé que mi trabajo, como humanitaria y como artista, no está cambiando la situación ni está teniendo un impacto a gran escala. Sin embargo, ¿y si uno de los niños que tratamos en una de nuestra clínicas de malnutrición se convirtiera de mayor en un gran líder? Todo el mundo merece esa oportunidad.

¿Por qué quiso llevar sus habilidades como enfermera fuera de su país?

Mi primera experiencia como enfermera fuera de mi país fue casualidad. Estaba de mochilera en un viaje por el sureste asiático cuando el tsunami golpeó la zona en 2004. Inmediatamente me sentí obligada a poner en práctica mis habilidades como enfermera durante ese tiempo y me dí cuenta de que podía ofrecer mucho. Cuando volví a casa, solicité trabajar para MSF y no he echado la vista atrás desde entonces.

¿Hay alguna experiencia que le haya afectado de manera especial?

Es imposible elegir una única experiencia. Trabajar cada día con refugiados y desplazados internos es un honor y un privilegio. Hay miles de experiencias que me han llegado y que siempre formarán parte de mí. Constantemente me maravilla la cantidad de valor, determinación y compasión que hay en los campamentos.

He aprendido lecciones muy duras a lo largo del camino y sin duda me esperan muchos más retos por delante. Tan solo espero poder seguir con mi labor humanitaria y cambiar un poco las vidas de los refugiados y los desplazados internos.

Laura Archer trabajando en uno de sus cuadros.

Imagino que con su trabajo en la zona ha entrado en contacto con el ACNUR.

Aunque había oído hablar del ACNUR, no entendía realmente lo que esta organización hacía hasta que colaboré con ellos durante mi primera misión con MSF en el Chad en 2006. A menudo me encontraba con personal del ACNUR para hablar sobre el bienestar de los refugiados, compartir información y buscar maneras para superar las dificultades dentro de los campamentos. Por ejemplo, cuando llegaban nuevos refugiados, el ACNUR estaba ahí para registrar a las familias y darles cobijo, etc. Nosotros estábamos ahí para facilitarles vacunas e identificar otros problemas sanitarios. A lo largo de los años he tenido la oportunidad de colaborar con el ACNUR en varias ocasiones y pienso que el respeto mutuo y la colaboración entre las dos organizaciones son elementos clave para ofrecer con éxito un servicio completo y adecuado a los refugiados y desplazados internos.

¿Y qué viene ahora?

Estoy acabando el último cuadro de la serie "Eyes on Darfur". Una vez que mi exposición abra finalmente sus puertas el 9 de octubre, tengo planeado volver a trabajar con Médicos sin Fronteras. Dónde, cuándo y durante cuánto tiempo vaya dependerá de las necesidades de la zona. También estoy pensando en medios artísticos a través de los cuales continuar mi labor humanitaria. Día a día.

Por Gisèle Nyembwe, Ottawa, Canadá