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Etiopía: Refugiados somalíes y habitantes locales se ven beneficiados por una huerta en el desierto

Historias

Etiopía: Refugiados somalíes y habitantes locales se ven beneficiados por una huerta en el desierto

El ACNUR y la ONG Pastoralist Welfare Organization cultivan 400 hectáreas de vegetales en tierra proporcionada por la comunidad anfitriona en el campamento de Heloweyen, en Etiopía.
12 September 2012
Masresha Mamo, de la ONG Pastoralist Welfare Organization, acompaña a Marco Lembo, de ACNUR, en una visita al proyecto de agricultura desarrollado cerca del campamento de refugiados de Heloweyen.

DOLLO ADO, Etiopía, 12 de septiembre (ACNUR) – Marco Lembo supervisa los cientos de hectáreas de tierra que rodean el campamento de refugiados de Heloweyen. Sandías, cebollas, poros, tomates y pimientos salpican el horizonte. Más allá de los campos, en una zona sombreada a lado del río Ganale, semillas de mango y de judías verdes son sembradas cuidadosamente.

Aún cuando esta región árida se aproxima a la temporada más seca, aquí todo parece estar verde. "Esto es más que un jardín", dice Lembo, de 47 años, quién llegó a principios de este año a administrar Heloweyen en Etiopía oriental. "Ésta será una fuente asequible de alimentación tanto para los refugiados como para la comunidad anfitriona".

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, en conjunto con su socio local, la ONG Pastoralist Welfare Organization, cultivarán 400 hectáreas de vegetales en tierra proporcionada por la comunidad anfitriona. La tierra del campamento de Heloweyen es sumamente fértil y alguna vez fue utilizada para una granja administrada por el gobierno.

La comunidad anfitriona recibe asistencia del ACNUR, lo cual le permite producir un abastecimiento de alimentos mayor al que necesita. El sobrante se vende con descuento a los refugiados de Heloweyen, creando así la base para el intercambio de mercado entre las dos comunidades. Los planes para el futuro incluyen la participación de la comunidad de refugiados en el cultivo de productos junto con la comunidad anfitriona.

La mayor parte de los vegetales de la huerta provienen de semillas traídas de otras áreas de Etiopía y que se acoplan a las condiciones áridas a lo largo de la frontera somalí. Una vez que llegan, se cultivan en un jardín botánico especial a lo largo de las orillas del río Ganale. En cuanto tienen suficiente fuerza, son transferidos a los campos que se irrigan.

Muchos de los refugiados eran campesinos y pastores que venían de zonas de Somalia donde la agricultura lo es todo. El proyecto planeado no es sólo una fuente de subsistencia y alimentación sino además una manera de construir una cooperación entre la comunidad anfitriona y los refugiados.

Además es una manera de convencer a la comunidad anfitriona de los beneficios de recibir a miles de extranjeros procedentes del otro lado de la desértica frontera. "Existe la comprensión de que recibir a los refugiados trae algunos beneficios", dijo Lembo. "No queremos que los refugiados representen una carga sino por el contrario, que sea una oportunidad para que todos mejoren sus vidas".

El colombiano ha trabajado en varios países pero nunca, según dice, ha visto un oasis de verdura en medio del desierto. "Entras a Heloweyen y es un desierto, pero luego miras alrededor y ves berenjenas, cebollas y zanahorias".

Lo que él estaba buscando era un experimento de este tipo. "Vine aquí porque ésta era una oportunidad para trabajar en una de las operaciones más importantes del ACNUR", dijo Lembo. "Ésta es una emergencia continua, con 160.000 refugiados llegando en un solo año. Pero cuando trabajamos duro podemos ver el impacto de nuestra labor día a día".

Puede ser duro trabajar en Heloweyen donde distintos clanes somalíes algunas veces tienen diferencias y donde más de 20 organizaciones humanitarias locales e internacionales están presentes, así como autoridades locales, regionales y nacionales. "Es una gran familia y representa mucho trabajo apoyar los esfuerzos del gobierno para ayudar a la gente a mejorar su condición", dijo Lembo.

Para Lembo, que llegó a esta región desértica después de haber trabajado en América Latina, también ha sido un momento de adaptación y de cambio. Existen riesgos de seguridad y peligros naturales, incluso cocodrilos, serpientes y escorpiones. Y hace calor: la temperatura durante la temporada cálida puede llegar a los 47 grados centígrados.

Pero para Lembo las dificultades no son nada nuevo. Ha trabajado en el desierto subsahariano. Fue asaltado a punta de pistola durante la respuesta del ACNUR al conflicto de Kosovo. Estuvo cerca de una explosión de un coche bomba en Beirut en 2007.

Él ofrece una explicación simple de la razón por la cual le entusiasma el reto de este trabajo. "Ves a personas que en verdad necesitan los servicios que proporcionamos. Cuando presto ayuda y sé que estoy haciendo una diferencia en sus vidas, me despierto pensando que estoy en una película de acción humanitaria".

Por Greg Beals en Dollo Ado, Etiopía

Gracias a la voluntaria de UNV Online Sylvia Riveroll por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.