Microcréditos: Refugiados demuestran en Lago Agrio que "son de fiar"
Microcréditos: Refugiados demuestran en Lago Agrio que "son de fiar"
LAGO AGRIO, Ecuador, 6 de Noviembre de 2013 (ACUR) – Ser refugiado colombiano y de pocos recursos no parece la fórmula para obtener un crédito. O eso parece. Porque, como demuestran hoy Arbey y Elizabeth con sus famosas papas rellenas, los refugiados son de fiar y devuelven sus créditos.
"Vinimos de Neiva, Colombia, huyendo hace siete años. Un año después el Ecuador nos reconoció como refugiados. Pero era difícil salir adelante", explican. "Entonces nos enteramos a través de ACNUR que había la opción de obtener un pequeño crédito, y no nos lo pensamos un momento".
Como recordaba la Superintendencia de Bancos en una circular de 2012, los refugiados sí tienen derecho a acceder a los servicios bancarios. Pero la realidad es muy diferente. Ante ello, en junio de 2009, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, en Lago Agrio (Sucumbíos) firmó un acuerdo con Codesarollo, una cooperativa calificada como institución financiera y que trabaja desde 1998 en varias provincias del país. Así, se conformaba un llamado Fondo Rotativo de Crédito en beneficio de refugiados y población local.
El objetivo era financiar a los personas refugiadas actividades en pequeña escala de producción y comercialización. Además se esperaba que se fortalecieran los enlaces entre los ecuatorianos y los colombianos, ya que la condición para acceder al crédito es formar grupos mixtos de prestatarios.
Después de cuatro años, esa humilde bolsa de 20.000 dólares para entregar créditos, ha beneficiado a 77 personas con 117 créditos por un valor total de 151.700 dólares, sobrepasando cualquier expectativa. El 68% de los beneficiarios son refugiados reconocidos en el Ecuador, mientras que el resto son ecuatorianos. Actualmente están vigentes 55.605 dólares.
Evaluando la experiencia de trabajo, Leonel Maza, Asesor de Negocios de Codesarollo, explica que la experiencia de trabajar con los refugiados ha sido muy exitosa. "Nuestra experiencia con refugiados colombianos como prestatarios ha sido buena. El nivel de pago de sus créditos ha sido casi 100%. No importa la situación que están atravesando, son juiciosos y respetan sus fechas límites de pago".
Esta realidad ha impulsado a prestar a refugiados más de una vez. Como Arbey y Elizabeth, varios refugiados han recibido más de un préstamo de parte de Codesarollo, con valores llegando incluso a 2.000 dólares por préstamo.
Gracias a tres préstamos a lo largo de los años, la familia ha podido comprar los materiales que han necesitado para su trabajo como vendedores de papas rellenas. Hoy en día, sus "papas" son reconocidas por todo Lago Agrio, y son tan populares, que tanto instituciones como personas les piden entregas en cantidades.
A Christian, un prestatario ecuatoriano en el mismo grupo de la familia Latorre, no le preocupaba ser garante para sus compañeros extranjeros. "Yo conozco algunos desde hace más de 10 años y tenía la confianza que iban a pagar su crédito".
"Los buenos resultados de este proyecto muestran que los refugiados sí pueden ser una fuerza económica positiva en el Ecuador, sí tienen los medios y sí pueden acceder a créditos y otros recursos. De hecho, lo último que quieren es depender de otros para sobrevivir y ser una carga a la sociedad", explica John Fredrikson, Representante de ACNUR en Ecuador. "Quieren trabajar, y salir para adelante".
Dado el excelente resultado, ACNUR decidió donar a Codesarrollo el fondo original de 20.000 dólares, de cara a consolidar esta bolsa de trabajo para la entidad financiera y a la espera de que otras instituciones confíen de igual manera en esta población que hoy en día son más de 14.000 familias en Ecuador.
Reem Al Salem en Lago Agrio, Ecuador