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Mujeres y niños exhaustos reciben una cálida bienvenida en Nickesdorf, Austria

Comunicados de prensa

Mujeres y niños exhaustos reciben una cálida bienvenida en Nickesdorf, Austria

Women and children trek exhaustedly into Austrian town of Nickelsdorf to warm welcome. [for translation]
25 September 2015
Un grupo de refugiados caminando de una estación de tren en Hungría hacia Austria, donde recibieron una cálida bienvenida.

NICKELSDORF, Austria, 25 de septiembre de 2015 (ACNUR) – Caminan a zancadas, incluso a veces tropiezan, cruzando la frontera hacia la ciudad de postal de Nickelsdorf. Entre ellos se encuentran mujeres y niños, muchos de ellos han estado viajando durante días, semanas, incluso meses. Huyeron de sus países asolados por la guerra, atravesando Turquía, Grecia y los Balcanes. Ahora, al fin, el viaje de otros 400 refugiados está llegando a su fin.

Los recién llegados reciben una cálida bienvenida en Nickelsdorf. En la frontera voluntarios locales les distribuyen agua y comida y luego, cuando ya están reunidos en un estacionamiento a la espera de los trenes hacia Viena, la Cruz Roja les ofrece ropa, comida y primeros auxilios. Niños y bebés juegan al sol. Un rasguño marca la mejilla de Noor, una niña siria de tres años. "Ella se cayó" explica su hermana mayor, mientras suavemente quita el barro de sus zapatos.

La sonrisa brillante de Nahid, un estudiante de 16 años de Damasco, capta mi atención mientras su madre busca entre las cajas un abrigo. "Quiero ser dentista" me cuenta. Los dos se dirigen hacia Holanda, donde esperan que los otros miembros de su familia serán bien recibidos y podrán reconstruir sus vidas. Por ahora, sin dinero, sólo pueden soportar una pesadilla de Siria.

Un niño lleva puesta una camiseta de Mickey Mouse manchada, que retrata una alegre escena de historietas – un marcado contraste con su realidad, con su madre que llora mientras está sentada a su lado, en el suelo. Ella fue separada de su marido durante la travesía. Aunque después se reunirán, las emociones son intensas y escenas como esta son frecuentes y se repiten una y otra vez.

Los refugiados que logran reunir el dinero suficiente pueden contratar taxis para que los lleven al centro de Viena. Otros no son tan afortunados y deben esperar sobre el asfalto que llegue un tren. Omar, profesor de árabe, su esposa Eman y sus cuatro hijos parecen exhaustos. Vendieron todo lo que tenían para llegar hasta aquí y ahora todo lo que les queda cabe en dos mochilas. Cuando le pregunto sobre su vida en Siria, menea la cabeza con tristeza. "Todos mis recuerdos se han quemado", me dice, y aunque toda su familia ahora está a salvo en Europa, sus preocupaciones no terminan aquí. "Tengo miedo del futuro. Tengo miedo por mis hijos".

La gente de Nickelsdorf ha estado trabajando junta para ayudar a los refugiados desde que estalló la crisis el 4 de septiembre. Irmtraud, de 66 años, ha nacido y se ha criado aquí, y con alrededor de 100 voluntarios locales, ha estado recogiendo y distribuyendo donativos de ropa y comida. Como madre y antigua profesora, dice que ver llegar a estas familias le rompe el corazón. Le ruega a los líderes de la UE que encuentren una solución. "Deberían mirar a los ojos de los niños", dice con firmeza "y abrir sus corazones un poco mas rápido".

Durante las últimas semanas, más de 120.000 refugiados y migrantes han llegado a las fronteras de Austria, la mayoría de los cuales desde Hungría. En total, más de 15.000 plazas en alojamiento de emergencia están disponibles en todo el país.

Ruth Schöffl, funcionaria de información pública del ACNUR en Austria, está impresionada con esta respuesta. "Las autoridades, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil están trabajando de la mano para ayudar a los refugiados y migrantes que llegan a las fronteras", comenta. "Esta cooperación y sobre todo la enorme dedicación de miles de voluntarios, han hecho posible que los refugiados puedan encontrar un lugar acogedor con una comida caliente, un techo sobre su cabeza y una palabra de consuelo".

Al menos por ahora, los refugiados que llegan a Nickelsdorf pueden dar suspirar de alivio. Para el futuro, todavía hay mucho que hacer para aliviar su situación desesperada.

Por Kate Bond en Nickelsdorf.

Gracias a la Voluntaria en Línea Gloria Pardo por el apoyo ofrecido con la traducción del inglés de este texto.