Refugiados congoleños ayudan a los sobrevivientes del ciclón Idai
Refugiados congoleños ayudan a los sobrevivientes del ciclón Idai
En primera línea de la respuesta de emergencia ante el ciclón Idai, en Mozambique, encontramos dos jóvenes llenos de energía. Kinga y Kevin se ofrecieron como voluntarios para ayudar a las personas afectadas por la tormenta en la ciudad portuaria de Beira.
“Yo encontré protección en Mozambique cuando necesitaba ayuda, y ahora me toca a mí ayudar a quienes me recibieron”, cuenta Kinga.
Este refugiado congoleño y estudiante de Ciencias Políticas de 30 años vive en Mozambique hace aproximadamente dos décadas después de huir del conflicto en República Democrática del Congo (RDC).
“Quiero ayudar a las personas del mismo modo que me ayudaron a mí, y esta es una oportunidad única de hacerlo”, declara Kevin, de 27 años, que pidió asilo aquí hace cuatro años y estudia Comunicación y Arte en la Universidad Pedagógica de Mozambique.
Los dos hombres respondieron al llamado de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, solicitando voluntarios que ayudaran en las actividades de respuesta de emergencia en Beira, donde tuvo lugar el epicentro de la tormenta que alcanzó la costa de Mozambique hace un mes.
“Quiero ayudar a las personas del mismo modo que me ayudaron a mí, y esta es una oportunidad única de hacerlo”.
Unas 500 personas perdieron la vida y cerca de 1.800.000 se vieron afectadas por la destrucción causada por la tormenta.
Todos los días Kinga y Kevin se unen al equipo de ACNUR, en colaboración con otras agencias de ayuda y con las autoridades mozambiqueñas, para brindar su apoyo a las labores de respuesta en la ciudad. Estas incluyen el registro de sobrevivientes alojados en albergues improvisados, la reubicación a albergues más seguros y la distribución de tiendas y elementos esenciales de alivio tales como lámparas solares, baterías de cocina y mantas.
Los dos voluntarios se sienten conectados con los sobrevivientes del ciclón porque pueden simpatizar con su situación, más aún cuando ellos también se vieron afectados por la catástrofe. Sus casas quedaron dañadas por los fuertes vientos y lluvias que cayeron en sus zonas de residencia.
“Cuando vi a todas esas personas buscando un albergue seguro cerca de mi casa me eché a llorar”, recuerda Kinga. “Incluso doné algo de mi propia ropa”.
“El sufrimiento de quienes lo han perdido todo es el mismo”.
Añade que él entiende exactamente a qué se enfrentan los sobrevivientes del ciclón porque él pasó también por esa situación.
“El sufrimiento de quienes lo ha perdido todo es el mismo”, dijo.
Mozambique tiene una larga historia de acogida, con una población actual de 26.000 personas refugiadas y solicitantes de asilo, la mayoría procedentes de la RDC. El apoyo de la comunidad refugiada a los sobrevivientes del ciclón Idai es una auténtica muestra de solidaridad hacia las comunidades que los acogen desde hace décadas.
“El trabajo voluntario de estos refugiados y refugiadas en apoyo a los sobrevivientes del ciclón demuestra que la población refugiada tiene la capacidad de contribuir con las comunidades de acogida y de integrarse de manera productiva en los países de asilo”, explicó Hans Lunshof, representante de ACNUR en Mozambique.
“El trabajo voluntario de estos refugiados y refugiadas en apoyo a los sobrevivientes del ciclón demuestra que la población refugiada tiene la capacidad de contribuir con las comunidades de acogida”.
Kevin espera que sus conocimientos y habilidades puedan ser de ayuda a la comunidad refugiada en Mozambique, así como facilitar una coexistencia pacífica entre la población refugiada y sus comunidades de acogida.
Kinga, que estudia con una beca DAFI, está a punto de graduarse y también espera seguir trabajando para ayudar a las personas refugiadas en Mozambique.
“Mi sueño es trabajar para ACNUR y seguir ayudando a las personas refugiadas”, nos contó.
Espera que la devastación causada por el ciclón acerque a las personas y las haga más fuertes.
“Aconsejo a los sobrevivientes que no se entristezcan y comparto mi experiencia como refugiado para mostrarles que es posible salir adelante, incluso en las condiciones más terribles”.