Huir de tu país por violencia de género
Huir de tu país por violencia de género
Luna* ha pedido un café con leche para acompañar un complejo relato, el de una vida plagada de incidentes de violencia motivados únicamente por su identidad de género. Originaria de Honduras, esta mujer trans de 35 años espera de una vez por todas poder salir del ciclo de violencia que le persigue desde que era una niña y poder encontrar una vida plena en México.
“No me sentía segura ni en mi propia casa. Desde que mi familia se dio cuenta de mi identidad, aun cuando yo era una niña, hubo maltrato para intentar cambiarme”, cuenta esta mujer sobreviviente de abuso sexual y violencia de género y que hoy vive en México como refugiada reconocida.
“He vivido con mucha violencia por ser como soy. De adolescente sufrí golpes de parte de mis hermanos, tíos y otros familiares para ver si yo podía dejar la mentalidad de que yo era una chica y no un chico. Todo este maltrato te lastima y te hace pensar que al menos agradeces estar viva”
Casi 14 mil mujeres y niñas han pedido asilo en México en lo que va de este año según la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), lo que equivale al 37 por ciento del total de las solicitudes. De esta cifra, por lo menos tres mil son niñas y adolescentes. No existen datos desagregados relacionados con identidad de género y orientación sexual, al ser esto algo que las personas pueden preferir no revelar en el registro inicial de sus solicitudes y casos, y considerando que los casos se registran normalmente conforme a documentos de identidad de país de origen.
Pese a la pandemia y a las restricciones de movilidad, los números son mayores que los de 2019; lo que indica que se acentuado uno de los principales motivos de la huida: la violencia sexual y basada en género.
Para las niñas, adolescentes y mujeres afectadas por el desplazamiento forzado y la migración, los riesgos de ser víctimas de cualquier tipo de violencia aumentan por las relaciones desiguales de poder y otras situaciones a las que son sometidas en su país, durante el tránsito o su lugar de destino, y es común que las expresiones de violencia de género incrementen en razón de su edad, etnia, discapacidad, así como por su orientación sexual e identidad y expresión de género.
La violencia puede darse en múltiples ámbitos y por parte de agresores diversos, no solamente hombres, esposos o novios hacia sus parejas, que es el fenómeno de mayor incidencia en mujeres huyendo desde el norte de Centroamérica, sino también la ejercen familiares, autoridades, jefes y personas desconocidas a mujeres o adolescentes bajo cualquier estado civil.
Después de varios años de constantes abusos físicos, emocionales y psicológicos de su familia, Luna huyó de su hogar y encontró apoyo en algunas amistades. Sin embargo, no esperaba que la sociedad la discriminara, abusara y violentara de otras maneras por ser “diferente”.
“Los maltratos en la localidad fueron aún más crueles. En Honduras las “maras” reclutan sobre todo población LGBTI para prostituirnos. Una vez estuve secuestrada por más de seis meses, y recibía golpes constantemente, fui testigo de varios delitos, entre esos el asesinato de varias compañeras. Solamente piensas en hacer lo que te dicen, sobrevivir o morir”. Así pasaron varios años, siendo abusada y violentada por diferentes agresores, solamente por ser una mujer trans.
Un día logró escaparse con ayuda de un conocido y luego de un largo camino, llegó a México huyendo de toda esa pesadilla con la esperanza de encontrar paz y seguridad, pero desafortunadamente antes de iniciar su trámite de la solicitud de la condición de refugiada cayó en un nuevo ciclo de violencia de género. Desconocidos la reclutaron a su llegada a Ciudad de México, bajo la premisa que le ayudarían a continuar su recorrido hacia los Estados Unidos, pero con este engaño la llevaron a Tijuana donde la obligaron a prostituirse sin recibir ninguna recompensa económica y dejándola sin la posibilidad de comunicarse con nadie en el exterior.
Volvió a escapar poniendo su vida en peligro, y tras algunos meses de otras malas experiencias de discriminación y violencia, encontró al ACNUR quienes le apoyaron a iniciar sus trámites en la COMAR y a retomar una nueva vida en México. Hoy se siente más segura, pero resiente los bloqueos y marginación que enfrenta por ser una mujer trans, como el hecho que no ha podido emplearse porque en su identificación aparece aún como hombre y no refleja su verdadera identidad.
En México, la violencia sexual y basada en género es una de las razones por las cuales las personas pueden ser reconocidas como refugiadas. Comúnmente estos casos son de mujeres centroamericanas que huyen de alguna expareja o de algún hombre que quería forzarlas a tener una relación con ellas, pero también hay casos que distan de este contexto, es el caso de las mujeres trans.
Cada año, el 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, fecha que también inicia a los “16 Días de Activismo en contra de la Violencia de Género”, un movimiento a nivel mundial que busca hacer un llamado al reconocimiento de estos delitos, su combate con la cero tolerancia y a un cambio cultural para la garantía de sus derechos humanos.
*Se utiliza otro nombre por protección.