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La burocracia amenaza los sueños de refugiados emprendedores en Bulgaria

Historias

La burocracia amenaza los sueños de refugiados emprendedores en Bulgaria

8 January 2015
Mehdi Mossadeghpor atiende a un cliente en su nueva peluquería en Sofia. Las puertas están abiertas, pero la lentitud de la burocracia está impidiendo que reciba la financiación de la Unión Europea que necesita para mantener el negocio a flote.

SOFIA, Bulgaria, 8 de enero de 2015 (ACNUR/UNHCR) – Situado junto a un concurrido mercado en el barrio Krasno Selo, en Sofia, el salón de belleza "Persia" es un acogedor y atractivo lugar donde los clientes se pueden acicalar, mimar y cuidar siguiendo la tradición hospitalaria de Oriente Medio.

Hasta hace poco, el recién abierto Persia, propiedad del iraní Mehdi Mossadeghpor, de 33 años, y de su mujer de 28, Beri, era una historia de éxito en la integración de refugiados. Pero cerca de seis meses después de abrir sus puertas, el salón se ha convertido en uno de los ejemplos de los desafíos que presenta la integración y la eficiencia de los programas destinados a facilitarla.

Mehdi y su mujer han vivido muchos desafíos para inaugurar su pequeño salón. Algunos de sus intentos de abrirlo pusieron de manifiesto las duras realidades del emprendimiento a pequeña escala en Europa del este. Pero otras dificultades están relacionadas, por ejemplo, con los retrasos y la ineficiencia de muchos programas ideados para ayudar a gente como Mehdi y Beri, para que puedan ser autosuficientes.

La independencia es a lo que Mehdi siempre ha aspirado desde que llegó a Bulgaria en 2004, después de que sus opiniones políticas pusieran el peligro su vida si seguía viviendo en su país, Irán. Formado como arquitecto, Mehdi descartó su antigua profesión cuando se dio cuenta de que sería más fácil para él encontrar trabajo como peluquero.

Dos meses después de establecerse en Bulgaria, empezó a trabajar como aprendiz en un salón. "Aprendí rápido", dijo, "y antes de que me diera cuenta ya estaba trabajando por mi cuenta".

Pero la vida de Mehdi cambió cuando tuvo que enfrentarse a la burocracia de la integración de los refugiados. Hacer cola en la Agencia Estatal para los Refugiados de Bulgaria era algo agotador e interminable, hasta que una tarde de 2012 se dio cuenta que estaba esperando junto a una joven mujer que había llegado recientemente de Irán.

Él y Beri se casaron poco tiempo después y Beri tomó ejemplo de su marido formándose como esteticista. Abrir el salón fue el siguiente paso para la pareja, pero la posibilidad de inaugurar uno parecía un sueño hasta que Mehdi descubrió el régimen de financiación de la Unión Europea (UE) para start-ups, ofertadas a través de la Agencia Nacional de Empleo Búlgara.

Mehdi pensó que ese método de financiación podría ser la mejor forma de lanzar su negocio familiar. Él y Beri solicitaron al fondo 10.000 Euros como apoyo, y después de su aprobación comenzarían a trabajar de inmediato. Encontraron un buen lugar y, utilizando el pago inicial de 2.000 Euros, empezaron a renovar y equipar el local.

Cuando gastaron el primer pago de la UE, consiguieron más financiación con préstamos de amigos, prometiendo devolverles el dinero cuando la mayor parte de los fondos llegaran. Pero el resto de los fondos no llegó, dejando a la pareja en una situación desesperada, sin dinero y con deudas.

Mehdi puso una queja en la Agencia Nacional de Empleo. "Me recorrí todas las oficinas", recalca. "Reuní muchos documentos, pero todavía no me han dado el resto del dinero". Mehdi culpa a la lentitud burocrática de los retrasos.

Los funcionarios afirman que se atrasó el pago de la segunda entrega de la UE después de decidir que las fotos que Mehdi envió del material adquirido no estaban claras; Mehdi respondió enviando otras fotos, pero la controversia ha resultado en un retraso de tres meses en el proceso de su papeleo.

"La burocracia nos está estrangulando", afirma. "Podrían haber mandado el dinero mucho más rápido, pero no se preocuparon lo suficiente". A principios de noviembre, el segundo pago se aprobó, pero la transferencia del banco está aún por hacerse.

Roland Francois-Weil, el Representante de ACNUR en Bulgaria, cree que ayudar a los refugiados a integrarse es beneficioso para el país de acogida. Los refugiados traen muchas habilidades y talento al intentar empezar una nueva vida y construir un futuro para ellos mismos y sus familias. "Todos pueden y contribuirán a su país de acogida si se les da la oportunidad", afirma Francois-Weil.

Pero con la agencia de refugiados de Bulgaria abrumada, Mehdi, Beri y otros como ellos viven a merced de una lenta burocracia y una economía voluble. "Lo próximo que haré será salir a la calle y gritar a la gente: "¡Vengan a cortarse el pelo!". Teniendo en cuenta todo lo que ya han pasado, esta es una estrategia que seguramente les funcione.

Por Krasimir Yankov en Sofia, Bulgaria