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La niñez refugiada sola pasa de no tener hogar en Grecia a tener una nueva vida en Europa

Historias

La niñez refugiada sola pasa de no tener hogar en Grecia a tener una nueva vida en Europa

Los cambios legislativos en Grecia y un programa de reubicación han ayudado a cientos de niñas y niños refugiados no acompañados a ya no vivir en la calle.
14 December 2021
Hasta hace poco, muchas niñas y niños solicitantes de asilo no acompañados en Grecia acababan sin hogar o viviendo solos en campamentos.

Abed* tenía solo 11 años cuando dejó a sus padres y hermanos en Irán, y emprendió el largo y peligroso viaje a Europa.

Su familia había huido a Irán desde Afganistán, su país de origen, pero carecían de permiso de residencia y vivían con miedo constante a ser deportados. Sin documentación, no podían acceder a servicios básicos como la educación para Abed y sus hermanos.

Inicialmente, viajaba con un tío. Caminaban al caer la noche y, en un momento, se vieron forzados a correr por sus vidas para escapar de los disparos y el encarcelamiento. Cuando finalmente llegaron a Turquía, pasaron meses viviendo en condiciones de hacinamiento a disposición de los tratantes.

Necesitaron cuatro intentos para cruzar con éxito el mar Egeo desde Turquía a Grecia. “Tuvimos que tomar un barco desde Turquía con 40 personas”, recordó Abed. “Fue muy aterrador”.

Abed llegó finalmente a la isla de Lesbos en 2019. En ese momento, su tío lo dejó a su suerte y se convirtió en uno de los más de 1.000 niñas y niños no acompañados solicitantes de asilo que había en Grecia en ese momento y que no tenían hogar o vivían solos en condiciones precarias en campamentos.

Sin estar registrados y fuera del sistema oficial, muchos recogían fruta o vendían cigarrillos falsificados para sobrevivir. Otros sufrían explotación sexual u otras formas de abuso, mientras que muchos eran detenidos por las autoridades.

A finales de 2020, tras la defensa sostenida de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, el gobierno griego promulgó una nueva ley que puso fin a la detención de la niñez no acompañada por el único motivo de que no tienen hogar. A esto le siguió, en enero de este año, la introducción de un Mecanismo de Respuesta de Emergencia que ofrece apoyo y una red de seguridad para niñas y niños. La mayoría de ellos se alojan ahora en albergues oficiales.

Después de unos dos meses en Lesbos, Abed se marchó a la Grecia continental, donde acabó viviendo solo y sin registrar en una tienda de campaña improvisada en un campamento del norte de Grecia. Después de varios meses, una ONG lo encontró ahí y lo remitió a ACNUR, que realizó una evaluación de sus necesidades a finales de 2020 y recomendó su reubicación.

La reubicación voluntaria es una herramienta para ayudar a países como Grecia a hacer frente a la llegada de un gran número de personas solicitantes de asilo, transfiriendo a algunas de ellos a otros Estados dispuestos a compartir la responsabilidad. El programa actual, establecido en la primavera de 2020, está dirigido por el Ministerio griego de Migración y Asilo, y cuenta con la financiación de la Unión Europea. A través de la colaboración entre ACNUR, ONG socias, la Oficina Europea de Apoyo al Asilo (EASO, por sus siglas en inglés), así como la OIM y UNICEF, pretende reubicar a unas 5.200 personas solicitantes de asilo y refugiadas vulnerables, incluidos hasta 1.600 niños no acompañados, así como a la niñez con problemas médicos y a sus familiares.

Hasta finales de noviembre, más de 4.480 personas han sido reubicadas desde Grecia a 14 países europeos, entre ellas más de 1.065 niñas y niños no acompañados.

Dos niños refugiados afganos no acompañados se preparan para abordar un vuelo de reubicación a Francia en el aeropuerto internacional de Atenas.

“Sin el programa de reubicación, todas las demás mejoras [para la niñez no acompañada] no habrían sido posibles”, afirmó Irene Agapidaki, Secretaria Especial para la Protección de Menores no Acompañados en Grecia. “Es una parte integral del ecosistema de protección de la infancia en los países de primera línea. Antes teníamos unos 5.500 menores no acompañados y era un gran reto”.

ACNUR se ha esforzado por garantizar que la niñez sin hogar esté entre las personas incluidas en el programa de reubicación, y decenas de ellas ya han sido reubicadas en países europeos.

A finales de julio, más de dos años después de dejar a su familia, Abed, que ahora tiene 13 años, aterrizó en Dublín, Irlanda.

“Cuando me dijeron que me trasladaría a Irlanda, no me lo creí. Pensé que estaban mintiendo, fue maravilloso”, compartió.

En el aeropuerto le recibieron trabajadores sociales de la Agencia Estatal de la Infancia y la Familia de Irlanda (TUSLA, por sus siglas en inglés). El trabajador social principal de TUSLA, Thomas Dunning, trabaja ahora para asegurar su transición sin problemas a su nueva vida en Irlanda.

“Voy a la escuela todos los días... ¡Tengo mi propia habitación!”.

“Debido a la vulnerabilidad de Abed, recomendamos que fuera inicialmente a una casa hogar, donde puede recibir atención y cuidados las 24 horas del día, y el apoyo de integración que necesita antes de que se le asigne una familia”, explicó.

“Voy a la escuela todos los días, tengo buena comida, tengo buenos trabajadores sociales, ¡tengo mi propia habitación!”, comentó Abed.

Pronto se le unirán dos amigos, otros dos niños no acompañados con los que compartió habitación durante un breve periodo de tiempo en Grecia.

Aunque en Grecia se han hecho progresos significativos para abordar la difícil situación de la niñez no acompañada, Theodora Tsovili, Oficial de Protección de la Infancia de ACNUR, señala que el programa de reubicación sigue siendo un plan gubernamental ad hoc que depende de la voluntad política de otros Estados miembros de la Unión Europea.

“ACNUR está abogando ante los Estados miembros para que ofrezcan más oportunidades de reubicación a través de programas plurianuales con financiación regular, que seguirán beneficiando a la niñez no acompañada más vulnerable”, señaló.

Una vez que Abed reciba oficialmente la condición de refugiado en Irlanda, podrá solicitar que su familia se reúna con él, aunque la reunificación familiar es un proceso largo y complicado. En octubre, ACNUR pidió a los Estados agilizar los procedimientos de reagrupación familiar para las personas refugiadas afganas como Abed, debido al deterioro de la situación humanitaria en Afganistán.

Por ahora, espera con ilusión la llegada de sus amistades.

“No pienso demasiado en el futuro. Sería muy bueno que mi familia pudiera venir... ¡y quiero jugar voleibol!", añade.

*Nombre cambiado por motivos de protección